lunes, 26 de diciembre de 2016

Noruega, Cabo Norte.


Después del prolongado y exhaustivo registro ruso, la aduana noruega nos recibe con una sonrisa una encantadora policía con un Hello, welcome to Norway. En Noruega viniendo de Rusia, están prohibidos los productos lácteos, carnes, alcohol y tabaco.




Estamos en los primeros días de agosto. Nuestra latitud es 69º 39’ o sea, por encima del círculo polar ártico y el tiempo esta lluvioso, desapacible y frio. Este verano es muy distinto al de nuestro Mediterráneo.




A unos pocos kilómetros de la frontera, una pista nos lleva junto a un fiordo del mar de Barents. El tiempo duro, la soledad del paraje y el sol de media noche hacen muy especial esta primera noche.




Después de más de once mil kilómetros recorriendo Rusia sin ver ni un solo animal, el primer día en Noruega encontramos este grupo de renos pastando tan tranquilos en el jardín de una casa.







El Neiden es conocido por ser el mejor rio salmonero del norte del país, desde tiempos remotos, en verano, los sami acudían a este lugar.







La carretera discurre entre montañas y lagos, otras veces se acerca a la orilla del mar.




Una extensa meseta cubre gran parte del norte sin grandes elevaciones, pequeños grupos de casas multicolores motean el paisaje.







Las lenguas de mar penetran varias decenas de kilómetros, creando puertos naturales.







El norte, más deshabitado y aislado, concentra la mayor parte de manadas de renos de este país, encontrándonos con ellos continuamente a lo largo de la ruta.







Uno de los principales hándicap de viajar con un camión por Noruega es que sus carreteras son sumamente estrechas y sin arcén, de modo que la conducción se vuelve un poco estresante.







Todos los veranos la marcada de renos es un acontecimiento en el que participa todas las familias de una comunidad. Comienza saliendo al campo, ahora con sus modernos quad y motos todo terreno, para reunir en un cercado las manadas de renos semisalvajes.







Cada familia identifica sus nuevas crías porque siempre van siguiendo a sus madres. Se les coloca un número y en función de él se van marcando.







La marca consiste en un corte en la oreja, distinto para cada familia. Al mismo tiempo se aprovecha para vacunarlos.










Al finalizar después de un largo día de estrés, se abren las vallas y se les deja ir. Es un espectáculo ver a cientos de renos correr libres de nuevo por el monte.







A lo largo de la carretera hay numerosos aparcamientos con información sobre rutas de senderismo y puntos de interés. Normalmente están equipados con aseos y se pueden utilizar para pasar la noche.




En uno de ellos, una pequeña ruta nos conduce al cañón del rio Borselva.







Íbamos bordeando un fiordo.




Cuando vemos venir nadando un grupo de renos. No nos podíamos ni imaginar que los renos nadaban en el mar, cubriendo grandes distancias.










El tiempo continua desapacible, con grandes nubarrones que cubren el cielo. Hemos sobrepasado los 70º de latitud norte y aunque hay muy pocas horas sin luz, al sol le cuesta trabajo salir.







Bordeamos el fiordo Porsangen y la carretera con rumbo norte se dirige al punto más septentrional de Europa, Cabo Norte. Esta región tiene muy pocos habitantes por inhóspita y fria, convirtiéndose en el paraíso de los renos.







En Noruega parece que todo este pensado para disfrutar de su admirable naturaleza, con numerosos rutas y senderos para recorrerla.




Sus pequeñas aldeas, de casitas pintadas de vivos colores, a las orillas de los fiordos, ofrecen un paisaje idílico, pero nos podemos imaginar cómo serán de duros los inviernos.




Una familia sami, descendientes de los primeros pobladores del norte de Escandinavia, regenta una pequeña tienda de objetos manufacturados con pieles y astas de renos.




Numerosos túneles horadan las montañas de este país, algunos son tan estrechos que parece que vamos a tocar con el camión. Uno de los más largos es el que une el continente con la isla de Cabo Norte. Este túnel submarino de siete kilómetros de largo, desciende 212 metros bajo el nivel del mar.







Al sur de la isla se encuentra el pueblo pesquero de Honningsvag, el más septentrional de Noruega.







Junto al puerto encontramos el monumento a un perro que formaba parte de la tripulación de un barco bacaladero. Cuando este naufragó el perro salvo varias vidas.






Aquí nos encontramos a Lucia y Antonio, dos jóvenes con los que hicimos una buena amistad. Viajan en una furgo con su perro Apolo, financiando su viaje con actuaciones musicales. Los podéis seguir en www.dreaminvan.com que “nace de la necesidad de romper con la vida programada y del sueño de vivir viajando”.




La carretera continúa serpenteando un paisaje inhóspito entre ralas montañas, azules lagos y grandes ensenadas, cubiertos de negros nubarrones que definen el duro carácter de estas tierras.







Lo más cerca que se puede llegar del Polo Norte es Nordkapp, que se halla en la latitud 71º 10’ 21’’ N donde el sol nunca se pone en el horizonte de mediados de mayo a finales de julio.




Mucho antes de que se convirtiera en una atracción turística, era un lugar de sacrificio de los samis, que creían que tenía poderes especiales.




Pero realmente el punto más al norte de toda Europa es Knivskjelodden que se extiende 1457 metros más la norte. Muy cerca de Nordkapp, solo se puede llegar tras una caminata de 18 km. ida y vuelta.







En el parking donde parte el sendero, coincidimos con otros viajeros alemanes con su viejo, pero bien restaurado camión.




Mapas del recorrido.







Filopensamientos y otras cosas…………..

Noruega es uno de los países más bonitos del mundo.

La espectacularidad de su naturaleza es incuestionable.

La grandeza y verticalidad de sus fiordos que abren brechas profundas hacia el interior del país, resultan difíciles de exagerar.

En el lejano Norte, la fauna es sorprendente. Desde la costa numerosos barcos salen al avistamiento de ballenas y focas,  y en el interior los renos deambulan a sus anchas, también con suerte se pueden ver alces y recientemente se han introducido una población del raro buey almizclero. Y en los acantilados abundan las aves marinas.

En este país parece que todo este hecho para disfrutar de la naturaleza. Continuamente encontramos rutas de senderismo que nos llevan por parajes de espectacular belleza.

Pero como todo no puede ser perfecto, en el otro platillo de la balanza pondríamos que es uno de los países más caros del mundo y  también de los más aburridos (a las seis de la tarde no hay un alma en la calle).