martes, 22 de marzo de 2016

Malasia, bajando por la costa oeste.


A primeros de noviembre entramos en Malasia.




Un país muy joven ya que su independencia la obtuvo hace solo 50 años. Se asienta sobre la península Malaya y el norte de la cercana isla de Borneo.







Nada más entrar en el país nos damos cuenta de su gran desarrollo económico.




Aunque vamos buscando playas para darnos un baño, pronto descubrimos que los malayos viven de espaldas al mar. Y aunque la carretera discurre cerca no hay forma de llegar a él.




Cerca de las montañas Lembah Bujang descubrimos un pintoresco rincón.







Este país, aun siendo musulmán, es abierto y tolerante, todo el mundo quiere hablar con nosotros, ayudarnos o simplemente hacerse una foto.




Es un bonito lugar con una vegetación exuberante, pero la tupida selva no deja ninguna senda por la que poder adentrarse.







Seguimos hacia el sur por la costa oeste y en la ciudad de Butterworth cogemos el puente de casi 9 kilómetros que une la península malaya con la isla de Penang.







Venimos ilusionados por visitar de nuevo esta isla en la que estuvimos con nuestro barco en el año 2006. Pero nos llevamos una gran desilusión, la tranquila isla que recordábamos se ha convertido en un gran atasco de vehículos, turistas y grandes edificios.







En 1765 llego aquí el inglés Francis Light, con el encargo de establecer una colonia para la Compañía Británica de las Indias. De aquel tiempo queda en pie el fuerte Cornwallis y sus cañones que protegían la entrada al puerto.







Georgetown, la capital de la isla, hoy es una ciudad esencialmente china que ha conservado el ambiente de antiguo asentamiento con su arquitectura colonial.










La antigua ciudad está impregnada de un ambiente de tolerancia donde conviven indios, malayos, chinos, peranakan, tailandeses, europeos….En una misma calle podemos encontrar unos templos budistas, una iglesia católica o una mezquita musulmana.










 Desde Georgetown bordeamos la costa buscando un lugar tranquilo donde acampar. Pero pronto descubrimos que son muy pocos los sitios que quedan libres por su desmesurado desarrollo urbanístico. Pasamos la noche en una encajonada cala entre bloques de hormigón y hoteles.




En el extremo sureste de la isla, que esta menos habitada, un lagarto cruza la carretera delante de nosotros.







Es tan grande la expansión urbanística de la isla que han construido un nuevo puente en el sur con una longitud de 17 kilómetros.




El sureste asiático es una región extremadamente calurosa y húmeda. Ahora nos encontramos a tan solo 4º del ecuador y decidimos desviarnos hacia las montañas buscando un clima más suave.







Las Tierras Altas de Cameron es la estación de montaña más grande y popular de Malasia y aunque realmente el clima era más favorable, nos decepcionaron totalmente ya que están  invadidas por enormes invernaderos.




Estas montañas con una altitud media de 1.300 metros, donde la temperatura raramente supera los 22º C, son idóneas para las plantaciones de té.







Aunque hay numerosas rutas de senderismo, son difíciles de identificar ya que las potentes lluvias las destrozan continuamente y están invadidas por la jungla. Además los malayos no son muy dados al deporte, como decía un amigo “andar es de pobres y correr de cobardes”.







Dejamos atrás las montañas continuando nuestra ruta hacia el sur.







Nuestro principal objetivo en Malasia es encontrar dos ruedas de repuesto para el camión y reparar de nuevo el depósito de agua que tiene una fuga. Los ingleses moteros, Jenny y Brian, con los que habíamos cruzado Myanmar nos habían facilitado la dirección de un taller al sur de Kuala Lumpur.







La familia Sukree regenta un taller de reparación de coches en la población de Bangi, que es como un barrio al sur de Kuala Lumpur.( N 2º 56’ 08.8’’ E 101º 45’ 13.6’’)







Los viajeros son muy bien recibidos allí, primero porque son muy buena gente y segundo porque su hijo mayor también está dando la vuelta al mundo en moto y es conocido en toda Malasia ya que es el primero que lleva a cabo esta aventura.




Nuestro depósito de agua, de acero inoxidable se ha convertido en un problema ya que con las vibraciones se abren las soldaduras y es la tercera vez que lo tenemos que reparar desde nuestra salida en septiembre de 2011.




La reparación es complicada porque hay que desmontar parte del interior del habitáculo y además hay que realizarla dentro pues el depósito no se puede sacar al exterior por sus dimensiones (600 litros).




Mientras que reparamos, nuestros anfitriones Gee y Fazli Sukree, nos llevan a conocer Putrajaya, la nueva capital administrativa fundada en 1995.







Esta “ciudad jardín inteligente” como la denominan, se ubica en una zona con amplios espacios verdes, distribuida en torno a un enorme lago artificial. En su construcción se ha prestado especial atención al diseño de sus edificios y puentes.







El segundo problema que tenemos son los neumáticos. Pensábamos que lo podíamos solucionar en Asia. pero después de pasar por más de doce países no  hemos encontrado ruedas de nuestra medida y ahora tenemos que darle una solución ya que solo llevamos una rueda de repuesto y está en mal estado.




En Malasia al ser uno de los países más desarrollados de Asia, pensábamos que sería fácil encontrar ruedas de nuestra medida (395 85 R20). Pero  es tan especial que solo la suministran para el ejército. Gracias a nuestros amigos malayos logramos dar con una solución. Cambiar de medida (14 00 R20) y poner seis ruedas nuevas. Menos mal que aquí los precios son mucho mejores que en Europa.




Otra de las visitas que realizamos en estos días fue conocer Kuala Lumpur, donde las emblemáticas Torres Petronas dominan el centro de la capital.







Siempre estaremos en deuda con la familia Sukree que tanto no ha ayudado, pero tenemos que continuar nuestro viaje. De nuevo hacia el sur para conocer la histórica ciudad de Malaca.




La ciudad se fundó en 1400 y se bautizo con el nombre de Melaka por un árbol autóctono. En 1511 llegaron los portugueses, a los que siguieron los holandeses en 1641 y los británicos en 1795. Y aunque tiene un pasado repleto de historia son pocos los vestigios que han quedado de ellos. En el centro del casco histórico se alza la colina de San Pablo.




El virrey portugués Alfonso de Albuquerque construyó en 1512 una grandiosa fortaleza, de la que solo quedan las ruinas de la Puerta de Santiago.




Muy cerca se encuentra el museo Budaya, una impresionante recreación de un típico palacio malayo, basado en las descripciones del palacio del sultán de Malaca, que ocupaba este emplazamiento en el siglo XV.







Malaca está situada en la costa oeste, frente al estrecho del mismo nombre. Ahora nos dirigimos a la costa este en el Mar de China por dónde iremos subiendo hacia el norte de vuelta a Tailandia.




Mapas del recorrido.







Filopensamientos y otras cosas………

Malasia es un país independiente desde hace 50 años.

Se asienta sobre la mitad sur de la península malaya y parte del norte de la cercana isla de Borneo.

Su costa oeste se extiende junto al estrecho de Malaca. En ella viven la mayoría de sus 28 millones de habitantes y se encuentra su emblemática capital Kuala Lumpur.

Malasia goza de un gran desarrollo, siendo uno de los dragones económicos asiáticos, con más futuro en este nuevo siglo XXI. Durante la última década ha mantenido un crecimiento constante de casi el 9%.


Este boom económico se manifiesta en numerosas construcciones, grandes y modernas ciudades, numerosas autopistas………quedando muy pocos vestigios de su pasado.