martes, 17 de noviembre de 2015

Tailandia, las montañas del norte.


Corrían los primeros días de mayo cuando entramos en Tailandia, la época más calurosa en este país que se extiende desde marzo a finales de julio. Aunque en el puesto fronterizo de Mae Sot había overbooking los trámites de entrada al país fueron muy rápidos, el único problema es que al entrar por una frontera terrestre solo nos dieron 15 días de visado.




Ya en los primeros kilómetros vimos que las carreteras tailandesas estaban en bastante mejor estado que las birmanas.




Después de nuestro encorsetado recorrido por Myanmar, teníamos muchas ganas de sentir de nuevo la libertad de ir donde quisiéramos. Abandonamos el asfalto y nos adentramos por una pisada pista hacia el interior del bosque.







Nuestro GPS nos indicaba que cerca teníamos un rio y nos dirigimos hacia él con idea de darnos un baño.




El rio Moei hace frontera con Birmania, tantos controles en los puestos fronterizos y aquí se pasa de un lado a otro en una simple canoa. Nosotros nos dimos un espectacular baño.







En el norte del país, las tribus de montaña constituyen una minoría étnica que se aferra desesperadamente a sus costumbres tradicionales, pues hasta aquí está llegando el boom del turismo.




Estas pequeñas tribus como los karen, meo, lahu, yao o akha tienen sus propias lenguas y costumbres, su religión es generalmente animista, creen en los espíritus y sus casas sobre palafitos, están construidas en madera con el techado de hojas del palma entrelazadas.







Continuando la carreta hacia el norte, a unos 50 km. llegamos a un bello paraje, donde serpentea un rio entre verdes prados, cerrado por paredes de roca caliza. (N 17º 18’ 15.5’’ E 98º 09’ 22.1’’)




Este pequeño afluente del Moei se ha abierto un paso subterráneo a través de las montañas, creando la cueva Mae Usu.







Unos niños se ofrecieron a enseñarnos su interior, nosotros pensábamos que solo podíamos adentrarnos unos cientos de metros, pues el rio cerraba el paso y ellos nos indicaron donde cruzarlo para poder continuar.







Miles de años han sido necesarios para que la naturaleza cree esta maravilla.










Seguimos andando entre enormes estalactitas y estalagmitas, mientras el rio aparecía y desaparecía, hasta que llegamos al otro lado de las montañas donde la cueva se abría hacia otro valle.







Aunque no fijamos de antemano un numero de kilómetros al día, si que nos va saliendo una media de 100 km/día.




Hacia muchos meses que no circulábamos por un país tan avanzado como Tailandia, donde  numerosos carteles informativos en la carretera nos avisan de los próximos puntos de interés. Esta vez, una estrecha pista nos conduce al parque nacional Mae Ngao. (N 17º 50’ 50.0’’ E 97º 58’ 33.7’’)







Buscando la sombra de enormes arboles centenarios montamos el campamento a la orilla del rio Ngao.




El calor hace muy apetecible el baño y aquí tenemos la suerte de encontrar ríos de montaña con aguas claras. Aunque esto parece lo normal, realmente es muy difícil que no estén contaminados o turbios.







En el pueblo de Mae Sariang es interesante la visita del templo y del pequeño museo de construcción típica thai.










Continuando hacia el norte llegamos a Chiang Mai, la capital de la provincia. La primera noche la pasamos en el parque Ratchaphruek.







Chiang Mai es la ciudad más visitada del país después de la capital. Y Aunque es 45 veces menor que Bangkok posee casi tantos templos como aquella pero mucho más antiguos y valiosos. 







La antigua ciudad, enclavada en el centro de la moderna, conserva las antiguas murallas en forma de cuadrilátero y rodeadas por un foso de agua.




Como visitar la ciudad amurallada con el camión seria como un elefante entrando en una chacharería, optamos por alquilar un típico tuctuc, aquí llamados samlow.




El templo Chiang Man es el más antiguo de la ciudad y data del año 1296. El rey Mengrai vivió en el mientras se construía la ciudad.




Son numerosos los monasterios o wats que salpican la antigua ciudad con sus marcadas influencias arquitectónicas birmanas, que convierten a muchos de sus monumentos en autenticas obras de arte.










Las escaleras de entrada a los templos generalmente están custodiadas por dos largas y enormes nagas (serpientes).







Chiang Mai también es una ciudad moderna que cuenta con todo tipo de servicios, así como un gran mercado. Aquí compramos y montamos un nuevo grupo electrógeno, el que compramos en España había muerto en África.







Dejamos la ciudad y a 60 km hacia el sur visitamos el Centro de conservación de elefantes.




Aquí se recogen y cuidan los elefantes enfermos, huérfanos…..Hay una zona donde están los aislados por enfermedades contagiosas.




En otra los más pequeños reciben cuidados, como en este caso, que la madre ha perdido la leche y su cuidador se la suministra cada cuatro horas, creándose un fuerte lazo entre ellos.







Lo que más les gusta es que te acerques a ellos para darles unos plátanos.







Para recaudar fondos también organizan excursiones en elefante así como un show de doma.




Ahora nos dirigimos al complejo amurallado de Wat Prathat Lampang Luang a 18 km. de Lampang.







Es uno de los principales monumentos del norte de Tailandia, cuyas partes más antiguas datan del siglo XIII.







El santuario central, el wihan, es un edificio con tejados en tres niveles y rematado con un aguja de estilo birmano.







Este complejo alberga pequeños santuarios que acogen a venerados budas.




Mapas del recorrido.








Filopensamientos y otras cosas…………..


Cuando llegamos a la frontera para entrar a un nuevo país, siempre nos preguntamos ¿qué tal será? ¿Cómo nos irá? ¿Qué problemas tendremos?

Después de pasar por Pakistán, India, Nepal y Myanmar, Tailandia nos está pareciendo un remanso de paz y cordura, una moderna nación que todavía no ha perdido su identidad con el pasado, una gente amable, simpática y respetuosa, una policía correcta y no corrupta, unas carreteras en buen estado y lo más sorprendente es la abundante señalización de los puntos de interés para el visitante.

Todo ello hace que sea una nación fácil e interesante de conocer.


Su norte montañoso de exuberante vegetación con caudalosos ríos y bonitas cuevas, donde viven todavía ancestrales etnias con su tradicional forma de vida, su clima más suave y su escaso impacto turístico, hacen de esta región un buen inicio para ir descubriendo este país.