sábado, 26 de septiembre de 2015

Nepal, de Katmandú a la frontera india de Kakarbhitta.


Para salir de Nepal hacia Myanmar necesitamos un nuevo visado para India, que lo solicitamos en la embajada de Katmandú (N 27º 43’ 16.3’’ E 85º 19’ 04.1’’). Este trámite, aquí se demora una semana, tiempo que aprovechamos para salir unos días de la ciudad, alejándonos de su fuerte contaminación.




Nuestra primera parada es el pueblo de Bodhnath,  centro de la comunidad tibetana en Nepal que alberga la estupa más grande de Asia, una espectacular cúpula blanca, rematada por una aguja donde flamean las banderas de oración.




Los peregrinos recorren cientos de kilómetros para acudir a ella bajo los atentos ojos de buda. Históricamente la estupa era una importante parada en la ruta comercial entre Lhasa y Katmandú; los comerciantes tibetanos solían rezar aquí por un viaje seguro, antes de conducir a sus yaks por los altos puertos del Himalaya.







Una enorme plaza circular rodea la estupa donde un hervidero de turistas, monjes y peregrinos, ha hecho surgir numerosas tiendas de souvenir.







A cuatro kilómetros de Bodhnath, junto al rio Bagmati, se encuentra el templo de Gokarna dedicado a Siva en su encarnación de Mahadeva (Gran Dios). Este bonito templo de tres niveles es una excelente muestra de estilo newa.




La principal razón para visitarlo suele ser contemplar sus exquisitas tallas de madera, algunas con más de mil años de antigüedad.




Cerca de Gokarna, en las colinas del norte de Katmandú, visitamos algunos de sus monasterios. Una bonita y placentera excursión, por un camino que discurre entre pinos bajo las numerosas banderas de oraciones que los peregrinos prenden de los arboles.







El monasterio de Kopan se alza en lo alto de una colina, rodeado por un cuidado jardín con numerosas y coloridas estupas.




Teníamos especial interés en conocer este monasterio. A la muerte de su fundador el lama Thubten Yeshe en 1984, se inicia la búsqueda de su reencarnación por todo el mundo y siguiendo los indicios dan con él en una pequeña comunidad budista en las Alpujarras. Con solo dos años Osel Hita Torres es el nuevo lama, aunque después de 18 años abandonó el monasterio. Las influencias de occidente fueron más fuertes. Hoy vive en Ibiza y su futuro es incierto atrapado entre culturas y tradiciones.
Preguntado por su predecesor el lama Yeshe contesta, “no sé si esta dentro o fuera de mi, pero es uno de mis mejores amigos”






Era domingo por la mañana y ascendiendo la colina hacia el monasterio ya escuchábamos los mantras acompañados del sonar de las trompetas y tambores.







Cuando entramos en la sala de oración toda la comunidad reunida leían y cantaban en voz alta. Nos sentamos en un lateral y nos indicaron que no hiciéramos fotos durante la ceremonia.






No sabemos cuanto tiempo estuvimos escuchándoles, si que fue de esos momentos mágicos que de vez en cuando, los viajeros tenemos oportunidad de encontrar. La voces de los monjes y el sonar de las trompetas y tambores, la tenue luz que las cortinas tamizaban hacían que el lugar resultara mágico para la meditación. Uno de esas ocasiones que quedan impresas en la mente como resumen de un largo viaje.









Regresamos a Katmandú para conocer su centro histórico, allí donde las callejuelas estrechas dan cobijo a artesanos y comerciantes y nos transportan a otro tiempo pasado.








En el barrio de los alfareros las piezas de barro se secan al sol ocupando calles y plazas.









En la vieja ciudad muchos edificios cuentan con unas terrazas sobre elevadas a pie de calle donde la gente del barrio se reúne a charlar.









Deambulando entre callejuelas llegamos a la impresionante plaza Durban, donde se coronaba a los reyes, en ella residían y desde ella ejercían el poder.









En una de sus plazas estaban montando, a modo de gigantesco puzle, unas enormes carrozas en las que transportaran la estatua del rostro blanco de Seto Machhendranath, que da inicio a la fiesta en su honor.









Esta visita es una experiencia sumamente intensa, embriagadora y sorprendente, que puede saturar los sentidos mientras se recorren sus concurridas callejuelas del casco antiguo, admirando sus numerosos monumentos, palacios y museos.
























Numerosas tiendas de recuerdos, antigüedades y arte inundan las callejuelas que han florecido ante el turismo masivo que recibe esta ciudad.  









Alguien dijo que un buen viajero debería de conocer Tombuctú, Samarcanda y Katmandú. Esta última también quedara para siempre en nuestro recuerdo.




Después de obtener los visados de India y Myanmar salimos de Katmandú en dirección este, hacia Bhaktapur.



Conforme nos alejamos de la contaminada capital el aire se vuelve más limpio y respirable.







Ahora circulamos por una nueva carretera que une los pueblos de Dhulikhel y Sindhulimadi, atravesando la cordillera de Mahabharat.







Un sinuoso puerto con una carretera de vértigo nos ofrece espectaculares vistas de los valles de esta cordillera.







La vida rural, anclada en el tiempo, continúa con el cultivo de arroz.







Después de 175 kilómetros enlazamos con la  Mahendra highway que sigue discurriendo por las llanuras del Terai.







Algunas veces tenemos la sensación de que no estamos viajando, es como si el gran parabrisas del camión fuera una pantalla de cine, donde discurre la vida de otros pueblos. Esta vez una comitiva fúnebre se dirige al lugar del crematorio.




Cerca se deslizan las aguas de un pequeño rio que después se unirá al gran Ganges.




Muy cerca de la orilla se escava una zanja en forma de cruz para facilitar el paso del aire y mejorar la combustión. Luego se va amontonando la leña, introduciendo en medio el cuerpo del difunto. La persona más allegada a él, en este caso su marido vestido de blanco se purifica en el rio y prende la pira funeraria por los cuatro lados.







Un grupo de músicos tocan sus instrumentos y cantan durante la ceremonia, a la que solo asisten los hombres.




Nuestra película continúa y ahora pasamos junto a una plantación de té.




Las ciclorickshaw es el medio más popular y económico de transporte.




Kakarbhitta, en el extremo este de Nepal, es donde se encuentra la frontera con India.




El paso fronterizo es caótico, un despropósito de edificios, oficinas y funcionarios sin un solo cartel que indique nada. Es una mezcla de jeroglífico y crucigrama que hay que resolver para que te sellen los papeles de salida.




Mapas del recorrido.











Filopensamientos y otras cosas………..

Hace 60 millones de años el mar bañaba las llanuras del Terai cuando la placa indo australiana choco con el continente euroasiático, levantando la corteza terrestre y formando las imponentes montañas del Himalaya que se elevan en un paisaje espectacular desde el Terai a 70 m. sobre el nivel del mar a la cima del Everest a 8848 m.

Esta placa continúa deslizándose bajo el Himalaya elevando esta cordillera a un ritmo de 27 mm. al año. Estas tremendas fuerzas telúricas que se acumulan durante años rompen cíclicamente ocasionando los desbastadores terremotos que arrasan este pobre país, como el acaecido en 1934 o el ultimo unas semanas después de dejar nosotros Nepal.