lunes, 26 de enero de 2015

Mongolia, los nómadas de las estepas.


La entrada más lógica para los pocos viajeros que venimos por carretera de Europa o Asia Central, es por el paso fronterizo de Tsagaannuur. De nuevo aquí nos encontramos con aduaneros corruptos, que amparándose en la ley que solo permite 2 litros de alcohol por persona, nos sacaron 50$ al descubrir en el registro nuestras reservas de vino y cerveza.




Mongolia estuvo cerrada al mundo exterior durante la invasión rusa, hoy sin embargo, ven en el turismo una importante vía para su desarrollo.







La pista de tierra asciende al puerto de Shine, donde por primera vez vemos los camellos bactrianos, con sus dos características jorobas.










La pista de tierra que llevamos desde la frontera rusa pronto da paso a una nueva carretera de asfalto que nos conduce a Olgiy, capital de la región, con población predominantemente Kazaka.







Aquí nos aprovisionamos de fruta y verdura en su mercado y  una familia que vive a la ribera del rio Khovd, que cruza esta ciudad, nos dejo coger agua de su pozo por un módico precio.







De Olgiy nos dirigimos a la ciudad de Khovd por la nueva carretera, aunque solo están asfaltados unos 100 km. de los 248 km. que separan estas dos ciudades.







La carretera discurre próxima al lago salado Tolbo, de 185 km2 y a una altitud de un poco más de 2000 m. El paisaje yermo y duro que le rodea es de una gran belleza.







La primera imagen que evoca este país es la de una naturaleza casi virgen donde la inmensidad parece no tener fin. Solo la pista de tierra nos acompaña en nuestra soledad.







Es el país con menos densidad de personas por Km2, con una extensión de más de tres veces España y una población de tres millones de habitantes, donde la mayoría sigue practicando el nomadismo.




Las zonas bajas de los valles, donde se acumula el agua del deshielo, son peligrosas trampas para los pocos que por aquí circulamos con vehículos de motor y aunque los mongoles son los mejores conocedores del terreno, también son muy arriesgados, con camiones sobrecargados sin tracción 4X4.







Estamos a primeros de agosto y al atardecer el frio cae con tal virulencia que parecía que estamos en lo más crudo del invierno.
Esta gente atrapada no sabía como agradecernos la ayuda prestada.




Se nos hizo de noche y no quisimos continuar por esta zona de agua sin tener la suficiente visibilidad.




A la mañana siguiente amaneció un día esplendido de sol aunque el frio se hacía sentir con crudeza. Cerca de camión pernocto un pastor con el que compartimos el primer te mongol.




El nos llevo a conocer unos grabados rupestres en lo alto de una montaña con unas magnificas vistas sobre el valle.







De nuevo nos sentimos aventureros circulando por estas solitarias pistas que tanto nos recuerdan a aquellas que dejamos en África.




El paisaje es de tal belleza que no podemos evitar poner estas fotos que la reflejan.







 Dos días después de dejar Olgiy llegamos a Khovd.







Nuestra amiga Isabel, que venía de España a pasar unos días con nosotros, llegaba en un vuelo interno desde Ulan-Bator a esta ciudad.




Salimos en dirección sureste hacia Altay. De nuevo la soledad de este vasto paisaje nos acompaña, solo de vez en cuando surgen los pastores con sus rebaños.







A unos 250 km. en la pequeña población de Darvi, tuvimos la suerte de llegar a uno de los múltiples festivales del verano mongol.







En estas fiestas tradicionales se compite en carreras a caballo, lucha libre, tiro con arco……..El animal por excelencia mongol es el caballo (hay 13 por cada habitante). Los jinetes son niños, chicos y chicas de entre 5 a 12 años y la mayoría de ellos van a  pelo para aligerar la montura.







La distancia a recorrer oscila entre 21 a 30 km. que supone una dura prueba tanto para el jinete como para el caballo. Los ganadores son acompañados por un juez cerca de la meta haciéndole entrega de la tabla que los acredita como vencedor.




La lucha libre presenta una curiosa coreografía donde los luchadores son acompañados por su entrenador que le sostiene ceremoniosamente su sombrero durante la lucha.







Estos festivales llamados Naadam, se vienen realizando desde tiempos muy antiguos y conmemoraban victorias o sacrificios a los dioses o ancestros. En el siglo XIII con Genghis Kan se convirtió en una competición entre clanes. La vestimenta y sobre todo los sombreros distinguen unos de otros.







Durante la dominación soviética en el siglo XX la religión estuvo muy perseguida. Aunque la mayoría son budistas incorporan tradiciones chamanistas y animistas. Prueba de ello son los numerosos “Ovó “que encontramos a lo largo del camino.




En las cimas de las montañas, en los collados, ríos…..encontramos estas representaciones animistas. Son pilas de piedras donde la gente que por allí pasa hace sus ofrendas dando tres vueltas alrededor del Ovo y depositando desde una simple piedra  a comida, dinero…o trozos de tela, casi siempre azul.




Después de unos kilómetros por asfalto, este desaparece sin previo aviso.




La pista principal, consecuencia del paso de vehículos, la nieve y las lluvias, se va haciendo intransitable y surgen multitud de pistas secundarias buscando el mejor camino. La navegación con el GPS se hace imprescindible para poder continuar la ruta.







Nuestra intención inicial es llegar al desierto del Gobi, pero nos encontramos con tres hándicap importantes, la gran distancia que nos separa, más de 1500 km, el mal estado de las pistas y como consecuencia de esto la lenta marcha del camión. Para poder hacer una media de 200 km teníamos que conducir todo el día sin  parar no teniendo tiempo para disfrutar del país.







Animistas y budistas van de la mano, pudiendo observar juntos los ovos con las estupas budistas.




Algunos pasos de rio son muy complicados para nosotros que desconocemos su profundidad y el lugar habitual de paso. En este rio, dada su anchura, nos ayudo un local dirigiéndonos a las zonas donde estaban los bajos para poder cruzar.




Poco antes de llegar a Bayankhongor nos desviamos y con rumbo sur nos dirigimos al desierto del Gobi.




Cerca del lago Orog, aunque intentamos buscar una salida, las cadenas de dunas nos cortan el paso.







Mapas del recorrido.









Filopensamientos y otras cosas……………………….

Mongolia es un extenso país de 1.565.000 km2, situado entre las regiones de Asia Oriental y Central, limita con Rusia al norte y China al sur.

Esta nación es lo que queda del antiguo reino mongol, que al mando de Gengis Kan durante el siglo XIII, dominó  la totalidad de Asia y la Rusia europea en lo que fue el imperio continuo más extenso de la historia.

Desde finales del siglo XVII hasta 1911 es dominada por Manchuria. En 1919 las tropas chinas toman Ulán Bator su capital y tres años después, con la ayuda de Rusia, volvió a independizarse y se proclama la Republica Popular Mongol bajo control soviético. Con la caída de la Unión Soviética en 1991, Mongolia redacta en 1992 una constitución liberal que marca la transición a la democracia y en la que el país cambia el nombre a Mongolia.


El norte y el oeste están dominados por estepas y montañas, con el desierto del Gobi al sur, con una altitud media de 1.500 metros. Su clima continental sufre altas temperaturas en su corto verano y un tremendo frio en su prolongado invierno. Ulán Bator es la capital con temperatura media anual más baja en todo el mundo, llegando en muchos casos hasta los 45º bajo cero.