domingo, 16 de noviembre de 2014

Kirguistán II


Dejamos atrás el lago Toktogul y continuamos ascendiendo paralelos al rio.







En este pequeño pero montañoso país se van sucediendo valles con cadenas montañosas como un gigantesco tiovivo, donde pasamos de 800 m. a los 3.184 del paso Ala-Bel.








De nuevo en estas tierras altas y fértiles volvemos a encontrar a los nómadas kirguís con su ganado.








Aunque tienen vacas y cabras, lo que más nos llama la atención son sus manadas de caballos.





Para los kirguís el caballo forma parte de su vida y de su cultura. Pudimos ver en directo uno de sus juegos más ancestrales que consiste en pelear a caballo, para conseguir atrapar o quitar al adversario una cabra, que hoy día se realiza solo con la piel rellena.( Recordamos estas escenas de una película de la saga Indiana John).








Parece que el campo de juego no tiene límites, uno de los contendientes agarro la cabra y a galope tendido cruzo el arroyuelo, la horda de jinetes lo persiguió hasta casi perderlos de vista.










La carretera continúa atravesando parajes de alta montaña.






140 km. antes de llegar a Biskek, su capital, ascendemos al último puerto de montaña con una cota de 3.200 m.





A la salida del túnel que atraviesa la montaña, con unas vistas espectaculares, hicimos una excursión a un cercano lago glaciar.







Nuestro paso por Biskek era necesario para conseguir los visados de Rusia y Mongolia.




La capital de Kirguistán tiene una población de 900.000 habitantes. Situada a 800 m. de altitud en el corazón de Asia Central, tiene unos veranos calurosos que sobrepasan los 30º.







Como en todas las ex repúblicas soviéticas encontramos algún monumento que recuerda su pasado comunista.




Aquí nos encontramos con Alberto y Patricia, unos españoles que se han tomado un año sabático para recorrer Asia, moviéndose con ayuda del transporte público.




En la embajada de Rusia nos pusieron muchos problemas para conseguir el visado, con un trato por parte de los funcionarios nada agradable. Decidimos cruzar la frontera hacia Kazakstán e intentarlo de nuevo en Almaty.







Mapas del recorrido.








Filopensamientos y otras cosas…………………


Poco importa la quimera, lo único que importa es el camino para alcanzarla. Y si se dice que la fortuna no ama a los viejos es porque ya no son capaces de creer en las quimeras, esos espejismos del alma.

Henri de Monfreid