domingo, 28 de septiembre de 2014

La ruta del Pamir en el techo del mundo.


Aunque genéricamente a las cordilleras de Asia Central se las conoce como los Himalayas, en realidad son cuatro cordilleras unidas, que de este a oeste, son  Himalaya, Karakorum, Hindu Kush y Pamir.




Pasado el control de Kalaichum a 1300 m., la carretera asfaltada pronto desaparece por las avalanchas de tierra de los duros inviernos, que las maquinas van abriendo para dejar paso a esta importante ruta comercial.







Después de unos kilómetros de intrincado y difícil descenso, el asfalto roto vuelve de nuevo relajando un poco la marcha.




La carretera ahora con buen asfalto, discurre paralela al rio Panj.




Este rio sirve de frontera entre Tayikistán y Afganistán a lo largo de más de 1.000 km.







El valle por donde transitamos a veces se ensancha permitiendo el cultivo  y otras se comprime entre escarpadas y elevadas montañas.







Al otro lado del rio contemplamos las pequeñas aldeas afganas, casas de barro y techos planos, que nos recuerdan a los pintorescos poblados bereberes del Atlas marroquí.







Algunas veces la distancia es tan pequeña que nos permite ver de cerca la vida en el lado afgano, como a estas mujeres que andan con la cara descubierta hablando entre ellas y cuando se acercan los hombres, inmediatamente se cubren con el burca.







Nuestras amigas Ines y Mercedes van en un todo terreno y su ritmo es más rápido que el nuestro, pero hacemos por vernos de vez en cuando animando estos encuentros con el buen vino que han traído de España.




Los tramos de tierra y asfalto se suceden con estrechos pasos, encajonados entre las rocas y el rio.




Esta moderna ruta de la seda es transitada por cientos de enormes camiones chinos que abastecen a este país. Muchos pasos estrechos, algunos de más de un kilómetro sin ninguna visibilidad, jalonan la pista obligándonos a retroceder en peligrosas maniobras.







A lo largo del valle, donde el rio lo permite,  surgen pequeñas aldeas aprovechando el escaso terreno de cultivo.







En muchas ocasiones las moles de piedra vertical, que casi no dejan ver el cielo, comprimen el rio y estrechan la pista hasta parecer imposible que por allí se pueda pasar.







Las montañas pétreas y nevadas en las alturas cierran el horizonte. Solo el rio ha sido capaz de abrirse paso entre ellas.







Dushanbé está situada a 800 m. sobre el nivel del mar, de allí ascendemos hasta la entrada del Pamir a 1.300 m. Siguiendo el cauce del rio llegamos a Khorog, la capital de la región a 2.100 m.




Los sábados aquí se celebra un especial mercado entre afganos y tayik. Un puente une las dos riberas y solo los hombres afganos lo cruzan andando para participar en el.







Los jóvenes se mostraron especialmente simpáticos, intercambiamos algunas fotos, mostrando un interés especial en comunicarse con un extranjero.




Ese mismo día comimos en el pueblo con una familia tayik donde conocimos la otra cara de la relación de estos dos paises. Si alguno se atreve a cruzar el rio nadando, tanto en un sentido como en el otro, es tiroteado por los militares. Pero lo que más temen son las incursiones de los afganos para raptar chicas jóvenes. Otras veces son los mismos tayik los que las capturan para canjearlas por droga.







Desde Khorog nuestras amigas siguen por la ruta sur ya que llevan un vehículo mas rápido y nosotros seguimos por la “Pamir highway”.




Esta ruta fue construida por los soviéticos entre 1931 y 1934 para facilitar el acceso de sus tropas a los más remotos lugares del imperio.




Ahora seguimos ascendiendo por el atractivo valle del rio Gunt. Espectaculares montañas se elevan hasta el cielo rodeándonos, haciéndonos sentir muy pequeños a lado de estos gigantes.







En esta cordillera se encuentran las cumbres Revolución, Lenin y Comunismo de 6974, 7134 y 7495 m. bautizadas así por los rusos durante su invasión al ser las más altas de la URSS.







A 120 km. de Khorog se encuentra el pueblo de Jelandy y 8 km. antes hay unas fuentes termales que podemos identificar por un monumento a una cabra Marco Polo. Estamos a 3500 m. de altura, el ambiente es frio y estas aguas calientes bien merecen una parada.




A esta altitud el paisaje se transforma, han desaparecido los árboles y arbustos y solo algunos hierbajos aguantan las inclemencias de esta altura donde el oxigeno escasea.




No podemos dejar de pensar lo dura que debe ser la vida en estos paramos y sin embargo todavía encontramos algunos pastores con sus rebaños.




Las gordas marsopas parecen estar totalmente adaptadas al medio.




La pista sigue ascendiendo y el paisaje se vuelve más desértico, un ambiente de soledad y vacio nos rodea. Hasta el camión siente la falta de oxigeno, su potencia disminuye considerablemente y se queja con una fuerte humareda negra.







Unos kilómetros después llegamos al Paso Koi-Tezek a 4272 m de altura. Empieza la región de Murgar y la meseta del Pamir, el techo del mundo.







Bajo el sol de la mañana el paisaje estepario se pinta de naranjas, ocres, rojos oxidados y violetas. No recuerdo haber visto nunca antes un paisaje tan fantástico. Incluso los que conocen bien la montaña tienen que reconocer que este viaje a Pamir es algo único, algo incomparable.







En  N 37º 38’ 27.7’’ E 73º 03’ 46.7’’  dejamos la pista principal y con dirección norte nos dirigimos Bulunkul. Allí nos reencontramos con nuestras amigas que venían por la ruta sur.







Los lagos que rodean al pueblo nos parecen de una belleza sin igual al estar rodeados de este yermo paraje, donde la única nota de color la da el intenso azul de estas aguas y la escasa vegetación que lo rodea.







El asentamiento de Bulunkul, en el fin del mundo Tayik, ostenta dos curiosos records. Es el pueblo más alto y más frio de Tayikistán, situado a casi 4000 m. de altura llega a soportar los 40º bajo cero en lo más crudo del invierno.







Mapas del recorrido.








Filopensamientos y otras cosas…………..


Por Tayikistán pasa la más importante ruta de transito de heroína del mundo, la mayoría de ella viene de sus vecina Afganistán que a su vez es el mayor productor de opio.

Todos los años entran entre cien y doscientas toneladas de esta droga a lo largo de los 1.300 km. de frontera común.

Los señores de la guerra y las bandas criminales controlan la mayoría de este tráfico, aunque ejército,  policía, talibanes afganos y guardia fronteriza también saca su tajada de este negocio.

La antigua ruta de la seda se ha convertido en la “opio highway”.