domingo, 22 de junio de 2014

Irán, la cultura persa.


A 60 km. al norte de Shiraz se encuentra el yacimiento arqueológico más importante de Irán, Persépolis, nombre griego que significa “ La ciudad de Persia”.




El conjunto arquitectónico está situado sobre una terraza artificial, construida con grandes piedras unidas entre sí sin ningún tipo de argamasa.





Darío I, de la dinastía Aquemenida, inicio la construcción de esta ciudad en el año 518 a.C. hasta su destrucción por las tropas de Alejandro Magno en el año 331 a.C.




La Puerta de Jerjes es impresionante por sus dimensiones, a ambos lados se alzan colosales esculturas de toros con cabeza humana. Nos transporta a nuestros años juveniles cuando estudiábamos historia del arte.




Los relieves decorativos que engalanan la escalera de acceso a la apadana son una de las obras de arte de máxima categoría mundial.










Los guerreros medas se identifican por llevar un gorro redondo semejante a un casco y los persas se cubren con una especie de tocado.




El flanco oriental de la ciudad se encuentra protegido por un acantilado llamado monte de la Misericordia, en el se abren las tres grandes tumbas pertenecientes a los reyes aquemenidas Darío III, Artajerjes II y Artajerjes III.






En la ciudad se encuentra esculpido en relieve el símbolo de la religión predicada por el sacerdote  Zoroastro (en griego Zaratustra), la cual se considera la primera religión monoteísta. De estos adoradores del fuego queda una minoría religiosa muy respetada en Irán.




En octubre de 1971 Persépolis fue el escenario de la conmemoración del 2500 aniversario de las monarquías persas. Se realizaron importantes obras de restauración. El Sha Reza Pahlevi y su esposa Farah Dibah presidieron unos actos cargados de fastuosidad y derroche, donde fueron invitados altos dignatarios y casas reales de todas partes del mundo. En el año 1979 la Unesco incluía a Persépolis en la lista del Patrimonio de la Humanidad.




Siguiendo la carretera hacia Isfahán y muy cerca de Persépolis se encuentra el conjunto monumental de las tumbas de Naqsh-e Rustam. Son como un libro ilustrado de historia.




Cuando llegamos a lo alto de la escalera que nos sitúa frente a la escarpada pared de piedra en forma de “L”, tenemos ante nosotros una visión única e impresionante, cuatro inmensas cruces escavadas en la roca. Son las tumbas de Atajerjes I, Jerjes, Darío I y un panteón inacabado formando ángulo de 90º con el resto, donde se encuentra la tumba de Darío II.




Aquí se dan cita los reinos elamitas, aquemenidas y sasánidas, que abarca un periodo de construcción desde los tiempos pre-aquemenidas situado aproximadamente entre los años 2500 al 2000 a.C. hasta el 438 d.C. en plena dinastía sasánida.




Estos bajorrelieves están considerados como una de las obras más importantes del imperio medio elamita. Fueron realizadas entre el 2500 y el 2200 a.C.







Frente a la tumba de Atajerjes se alza la torre del fuego de Zoroastro.




Unos 70 kilómetros siguiendo nuestra ruta, llegamos a la altiplanicie de Pasargadae, situada a 1900 m. de altura. Aquí fue donde Ciro II el grande derroto a su abuelo el rey meda Astyages y decidió edificar la capital de su reino.




Muy poco ha quedado en pie, pero el lugar merece una visita para contemplar la masa pétrea de la tumba de Ciro el Grande, única en su tipo en todo Irán.







De su palacio solo podemos ver las bases y varias columnas de la sala de audiencias.




La carretera continúa hacia el norte atravesando unos parajes semidesérticos. Una pista nos adentra en la soledad que tanto añoramos en este superpoblado país.







Isfahán es sin duda la ciudad más atractiva de Irán. Noah Gordon ambientó aquí buena parte de su obra “El Médico”.




Accedemos al centro histórico por su famoso puente Sio Seh, de 33 arcos construido en 1602. El rio Zayandeh, seco en esta estación,  atraviesa la ciudad.




En 1979 la Unesco decidió conceder a la hoy Plaza del Iman Jomeini y los monumentos que la bordean, la categoría de Bien Cultural en el catalogo del Patrimonio Mundial.




Es de forma rectangular y mide 510 m. de largo por 165 m. de ancho, lo que la convierten en una de las mayores del mundo. Fue construida por orden de Sha Abbas I en 1612.




La mezquita Sheik Lotfallah no tiene la grandiosidad de las realizadas en su época, sus proporciones son modestas y su diseño no concuerda con los estándares iraníes, pero es de una belleza inigualable.




Lo primero que nos llama la atención es el pasillo por el que se accede a la sala de oración, ricamente ornamentado.




La decoración interior, tanto en paredes como en la cúpula, se basa en los azulejos cerámicos con excepción de los bordes de los arcos en los que destaca un cordón de cerámica color turquesa.




La cúpula combina el color asalmonado del fondo con una decoración floral en blanco y azul. La peculiar disposición de las ventanas junto con su curvatura, crea un extraño efecto llamado “cola de pavo real”.




En el extremo sur de la plaza se alza la mezquita más importante de la ciudad, de la que solo pudimos obtener fotografías del exterior ya que como la mayoría de mezquitas y madrazas de este país, permanecen cerradas a los turistas 5 días a la semana.







En el lado norte destaca el portal Qaisarieh, el cual da acceso al bazar.




El palacio Ali Qapu, que significa Puerta Sublime, consta de seis plantas y está considerada una obra maestra del periodo safavida. En la actualidad está en muy mal estado de conservación.




Los techos son lo que mejor se conserva. La cámara de la música muestra unos trabajos en escayola de forma de jarrones, vasos e instrumentos musicales que forman una doble cámara que favorece una sonoridad especial.







Era viernes,  el día de culto en el mundo musulmán, cuando dejamos la ciudad.




Este día también se aprovecha para visitar el cementerio. Las tumbas de los imanes son especialmente veneradas.




En un lugar destacado del cementerio están las 8000 tumbas de los caídos de Isfahán en la guerra contra Irak en 1980.




A lo largo de todo Irán, en las entradas de ciudades y pueblos están expuestas las fotografías de sus caídos en aquella guerra.




Salimos en dirección este pues nuestra intención es cruzar el desierto que se abre en el centro de este país. A unos 70 km. encontramos las ruinas de un antiguo caravasar abandonado. (N 32º 43’ 35.8’’ E 52º 21’ 05.3’’)







En nuestra ruta se encuentra la pequeña población de Nain, a las puertas del desierto.




En ella se encuentra la mezquita Alavian, una de las más antiguas de Irán, construida hacia el año 784. Es difícil hacer una foto sin que salgan andamios, lonas, escaleras…….




En el muro de la quibla quedan restos de su rica decoración con estucos.




En su subsuelo esta excavada la mezquita de invierno que se caracteriza por su austeridad. La luz penetra por algunas aberturas situadas en el techo.




El centro del país está ocupado por dos grandes desiertos, al sur el de Lut y al norte el de Kavir, por el que nosotros queremos cruzar.







 Aunque están situados a unos 700 m. sobre el nivel del mar, sus temperaturas son muy elevadas en verano. En las aldeas que cruzamos podemos observar las torres de ventilación, que se utilizan para la refrigeración de las casas.




Mapas del recorrido








Filopensamientos y otras cosas………………..

Irán nos produce una sensación agridulce. Por un lado en contra de los estereotipos establecidos de los países musulmanes, los persas, como a muchos les gusta llamarse, son gente sencilla, amable y hospitalaria.

Sus restos arqueológicos, así como sus mezquitas y madrazas son de un valor incuestionable.

Y para los que viajamos con vehículo propio, nos resulta muy satisfactorio llenar el depósito de gasoil a 0,12 céntimos de euro/litro.

Por otro lado su superficie es de cuatro veces España y las distancias a recorrer son enormes. Las carreteras, aunque asfaltadas, están en mal estado. Muy bacheadas y onduladas que no te permiten circular a más de 60 km/h.

Los iraníes se llevarían el premio a la conducción suicida y esto lo decimos después de haber recorrido 25 países africanos. Nos salvamos por los pelos de vernos implicados en dos accidentes, uno de ellos muy grave.

Para la cantidad de kilómetros que hemos recorrido, son pocos los lugares encontrados con belleza paisajística.

Nos ha parecido un país triste y aburrido, no existen bares, hay muy pocos restaurantes, la música moderna prohibida, internet restringido, el alcohol prohibido……Y por la parte que le toca a Ana, a pesar de ir todo el día disfrazada, vistiendo recatadamente como dicen ellos,  sufría las insistentes, lascivas y curiosas miradas de hombres y mujeres.