martes, 30 de diciembre de 2014

Rusia


Nuestro próximo destino es Mongolia, que solo tiene frontera con Rusia y China. El acceso por el sur es mucho más complicado y caro,  decidimos entrar por el este, cruzando una parte de Rusia.




El paso por la frontera rusa fue sencillo, aunque los militares dan una imagen muy seria e intimidatoria con sus uniformes y sus grandes gorras de plato. Unos kilómetros después nos paro una simpática rusa, Natali, que nos había visto en la frontera, ofreciéndose a ayudarnos en nuestro paso por la región.




Nos llevo a conocer el lago Kulundinskoje, famoso por sus aguas con gran contenido de sodio, que le dan este color rojizo.







Después fuimos a su pueblo Blagoveschenka y tomamos té en su casa, rodeada de un huerto donde cultiva todo tipo de hortalizas. Durante el verano recolectan y elaboran conservas que almacenaran para poder pasar el duro invierno, donde las temperaturas siempre estarán por debajo 0º.




Salimos de allí con la despensa llena de productos de su huerta que  generosamente nos regalo Natali siguiendo la tradición rusa de la hospitalidad.
El paisaje en esta zona se caracteriza por sus enormes extensiones de cultivos de cereal.







Aunque al principio la carretera era estrecha y mala, fue mejorando conforme nos acercamos a la capital de la región, Barnaul que se encuentra a 500 km. de la frontera con Kazakstán.




Barnaul es una gran ciudad con modernos edificios y con todo tipo de servicios, una ciudad totalmente occidental enclavada en medio de la estepa rusa.







Los cultivos de girasoles se extienden a ambos lados de la carretera hasta que se pierden de vista en la lejanía.




La monótona y llana estepa rusa, poco a poco da paso a unas ondulantes y suaves montañas cubiertas de bosque.




El paisaje se transforma y algunas acampadas junto al rio Katun son de una gran belleza.







Todos los rusos que hemos encontrado han sido simpáticos y acogedores, con ganas de conocer cosas de nuestro país y sorprendiéndose de nuestro largo viaje.




Aunque estamos a principios de agosto, los amaneceres son húmedos y fríos.







A unos 250 km de Barnaul comienzan las montañas de Gorno-Altaysk, sucediéndose pequeños y pintorescos pueblos de montaña.







Solo disponemos de un visado de diez días para hacer los dos tránsitos por Rusia, uno camino de Mongolia y el regreso de nuevo a Kazakstán. Son suficientes días, aunque no dejan margen para conocer a fondo esta bonita región.







La carretera asciende conforme nos acercamos a la frontera con Mongolia. A 300 km. de ella coronamos un puerto de 1800 metros.







En estas montañas existen multitud de grabados rupestres que atestiguan la vida de poblados prehistóricos. Visitamos el de Kalbak-Tash.( N 50º 24’ 05.5’’ E 86º 49’ 04.4’’)










Continuamente se suceden rincones de gran belleza, ríos de aguas cristalinas rodeados de bosques y altas montañas.










Aunque estamos en pleno verano, hace frio y algún día nos sorprende alguna tormenta.




La carretera continua siendo buena, la mayor parte de su trazado transita bordeando algún rio.







Conforme ganamos altitud el paisaje estepario domina el horizonte.




 Los arboles desaparecen y la nieve corona las lejanas montañas.







A unos 20 km de la frontera llegamos al pueblo de Tashanta, a 2800 m. de altitud, donde se realizan los trámites de salida del país.




Aunque tuvimos que esperar hora y media a los funcionarios porque se van a comer y cierran el paso, luego no hubo ningún problema salvo el idioma ya que es difícil encontrar a alguien que hable inglés.




Después de los trámites aduaneros la carretera continúa 20 km por tierra de nadie. Está prohibido parar hasta el último control de los pasaportes antes de entrar en Mongolia.







Aquí el asfalto desaparece. La pista de tierra nos adentra en un nuevo y desconocido país.







Mapas del recorrido.








Filopensamientos y otras cosas…………….


Cuando salimos de España no sabíamos lo importante que era llevar dos ruedas de repuesto.  

Desde que reventamos por última vez descendiendo del Pamir en Kirguistán, la rueda quedo inservible y no hemos conseguido encontrar una nueva. Su especial medida 395/85 R20 se ha convertido en un verdadero problema y no sabemos en qué país podremos reponerla.


En Mongolia que el 90% de las carreteras son de tierra y nos habría gustado contar con las dos.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Kazakstán


La entrada a Kazakstán, por el paso fronterizo al norte de Biskek, ha sido el más complicado, laborioso y pesado de cuantos llevamos realizados. Al tratarse de un camión se siguen los mismos trámites que un vehículo de transporte de mercancías. Con toda la documentación en kazako y sin ningún tipo de indicación, tuvimos que conseguir 15 sellos en sus respectivas ventanillas además de un exhaustivo registro incluido escáner.
La primera visión que tenemos del país son sus grandes campos de cereales.




Almaty se encuentra a 200 km. de la frontera y fue la capital  hasta que este último gobierno la cambio por Astana, al norte del país.




Es la ciudad más importante y cosmopolita, con un millón y medio de habitantes. Y aquí siguen estando la mayoría de las embajadas.




Conseguir el visado de Mongolia fue de lo más curioso, llegamos por la tarde cuando la embajada ya estaba cerrada y aparcamos el camión frente a ella. Estábamos cenando cuando nos toco a la puerta el secretario de la embajada preguntándonos si queríamos hacer el visado. Media hora después lo teníamos estampado en nuestro pasaporte. (N 43º 11’ 45.0’’ E 76º 52’ 03.1’’)




El de Rusia resulto más complicado, solo atienden para visados los martes y jueves,  y como documentación hay que presentar además de lo normal (fotocopias de pasaporte, fotos...) un seguro medico que funcione en Rusia, una carta de invitación al país y la reserva de los hoteles. Pidiendo un visado de tránsito se reducía todo así que esa fue nuestra opción. (N 43º 14’ 09.2’’ E 76º 54’ 41.0’’)
Los trámites llevan una semana, estamos en el mes de julio y en la ciudad hace bastante calor. Decidimos pasar estos días en el parque Nacional de Ile-Alatau, muy cerca de la ciudad.







Esta cordillera, que sirve de frontera con su vecino Kirguistán, tiene cumbres que superan los 4000 m. , por ella discurren arroyos de aguas cristalinas y son numerosos los senderos que nos llevan a  descubrir estas bonitas montañas.










Una vez conseguidos los visados salimos hacia el norte dirección a la capital, Astana.




Kazakstán es el país mas grande de Asia Central, con una superficie que supera cinco veces la de España y al contrario de sus vecinos montañosos presenta una orografía prácticamente plana.




A 360 km. de Almaty llegamos al gran lago Balkash.




La carretera lo circunda a lo largo de 270 km. en un paramo sin árboles y seco en esta estación de año, que crea  un paisaje estéril y sin ninguna belleza.







A lo largo del camino nos encontramos numerosos puestos de venta de pescado.




Hace meses que no comemos pescado y nos llama la atención la buena pinta que tiene. Decidimos probarlo y nos llevamos una decepción pues era muy fuerte el olor a ahumado y su sabor no era nada agradable.




El paisaje continua siendo monótono y aburrido, donde prácticamente no existen elevaciones del terreno, muy poca gente habita esta estepa y son  pocos los pueblos que nos encontramos.







De los 1200 km. de asfalto que separan Almaty de la capital Astana, un tercio de ellos se encuentra en mal estado, con ondulaciones, baches y badenes, donde es difícil superar los 60 km/h.




Astana es la nueva capital, bañada por el rio Ishim. Su clima estepario es de lo más extremo, estamos a finales de julio y hace mucho frio.







Es una ciudad moderna, de nueva construcción.







Nuestro paso por la capital es obligado pues Ana tiene que renovar su pasaporte en la embajada de España, que recogeremos a la vuelta después de recorrer Mongolia.







Dejamos la ciudad y de nuevo se repite el paisaje de esta llanura con ligeras ondulaciones que parece no tener fin.







La conducción se hace pesada y monótona en este yermo paramo donde la carretera se eterniza con sus largas rectas.




Muy de tarde en tarde tenemos algún pequeño accidente geográfico que nos saca de esta pesada y aburrida travesía.







A lo largo de la carretera en todo este inmenso país nos llama la atención la cantidad de monumentos funerarios diversos de las personas que perdieron la vida en la carretera.




Deben ser muchos los accidentes pues cada muy pocos kilómetros encontramos alguno.




La belleza paisajística de este país es muy pobre y los pocos pueblos que se divisan desde la carretera carecen de atractivo.




Desde Astana nuestro rumbo es dirección este, buscando la frontera con Rusia. Muy cerca de ella se encuentra la ciudad de Pavlodar.




El rio Ertis la cruza y en su ribera han creado una bonita playa artificial.







Nos llamo la atención ver a los alumnos de secundaria trabajando en los jardines públicos durante sus vacaciones estivales. Vigiados por sus profesores nos comentaron que recibían una pequeña paga.




Continuando hacia el este, después de 120 km llegamos a la frontera con Rusia. La salida fue más rápida y menos complicada.










Mapas del recorrido.








Filopensamientos y otras cosas……….


Nuestro paso por Asia Central ha sido todo un descubrimiento. En nuestros tiempos de bachillerato no existían todos estos países, ya que los aglutinaba la URSS , la antigua Unión de Republicas Socialistas Soviéticas. Fue sobre los años 90 cuando obtuvieron la independencia para convertirse en estados libres.

No sabíamos prácticamente nada de ellos, lo que ha hecho que nuestra visita tenga ese interés añadido por la sorpresa ante algo nuevo por descubrir.

El primer país viniendo desde Irán fue Turkmenistán, muy cerrado al exterior, la mayor parte del país es desierto, con una férrea dictadura y una estructura heredada de la antigua Unión Soviética donde más de la mitad de la población son funcionarios.

De Uzbekistán se dice que es país de los mausoleos, mezquitas y madrazas, y en las ciudades de Xiba, Bujara y Samarcanda se pueden contemplar en su máximo esplendor.
Tayikistán es el país de las montañas, dominado por la cordillera del Pamir, todo un hito para viajeros intrépidos.

Kirguistán nos cautivo por sus idílicos paisajes montañosos, cubiertos de verde y salpicados por lagos y ríos donde los kirguiz viven en sus yurtas cuidando manadas de caballos y yak.

Por último el inmenso Kazakstán,  más grande de todos los anteriores juntos, pero con poco interés turístico.


El denominados común de todos ellos es su gente, hospitalaria y simpática…aunque muy pocos son los que hablan inglés pues tienen el ruso como segunda lengua. Sus carreteras no están en muy buen estado y en todos hay que tener cuidado con la policía ya que es bastante corrupta.