jueves, 19 de septiembre de 2013

Los últimos bosquimanos


 
Hemos estado unos días en España y por este motivo el blog ha estado parado. De nuevo por tierras africanas retomamos nuestro viaje y su relato.

No queremos abandonar Tanzania sin dedicar un capítulo especial a los últimos bosquimanos, aquí llamados “Hadzare”.







El gran valle del Rift es una fisura geográfica y geológica, que se extiende a lo largo de unos 8.700 kilómetros, desde el Líbano hasta el tramo inferior del valle del rio Zambeze en Mozambique. El valle surgió de una ruptura de la corteza terrestre ocurrida hace unos 15 millones de años.








Hace unos 3,6  millones de años un grupo de dos o tres homínidos atravesó la llanura de Laetoli, cerca de la garganta de Olduvai, en el norte de Tanzania y sus huellas quedaron impresas en la ceniza volcánica. La arqueóloga Mary Leakey las descubrió y considero que aquellas huellas eran los primeros pasos de nuestros antepasados.





Después, a lo largo de miles de años, el homo habilis,  erectus,  sapiens y otros, subieron por este valle del Rift, poblando Asia y Europa, donde evolucionaron hasta el desarrollo actual.

Mientras tanto aquí, algunas tribus como los hadzare, siguen viviendo como en la edad de piedra, lo unico que han modificado es su forma de vestir, cambiando las pieles por la ropa occidental.






Manteniendo su lengua de sonidos guturales, que está considerada como una de las lenguas vivas más antiguas del mundo.





Al ser nómadas no les daban mucha importancia a la construcción de sus chozas y les gusta que por ellas corra el aire. Son las construcciones más elementales y rusticas que hemos visto en África. Utilizando cualquier tipo de material que encuentren.








Son cazadores recolectores, no tienen ganado y no cultivan la tierra. Es una sociedad anárquica, sin ningún orden jerárquico. En un estudio antropológico descubrieron que no tienen sentido de la posesión ni de la previsión.








Viven agrupados en núcleos familiares pequeños de diez a veinte personas, distribuidas en cinco o seis chozas.





Actualmente están sometidos a una gran presión social por parte de otras tribus ganaderas, la agricultura extensiva y las grandes reservas de animales que los han dejado prácticamente sin caza.

La cornamenta de este Gran Kudú rememora tiempos pasados.




Con poco bosque para la caza y separados de los manantiales de agua, son pocas las opciones de vida que les quedan, es tan grande su precariedad que viven en un estado permanente de hambre. El padre Miguel, desde la misión de Mangola, lidera un proyecto de ayuda y protección a esta tribu.





En estos meses pasados en el valle hemos tenido la desgracia de ser testigos del daño que sigue haciendo el sida en estas sociedades.





Hoy en un pequeño grupo familiar de solo tres chozas, asistimos al entierro de un adulto. Envuelto en la estera donde dormía es llevado a su sepultura.





El más anciano de los Hadzare dice una oración según sus ritos y después le toca el turno al padre Miguel.





Por último la tumba se cubre con tierra, poniendo unas zarzas de espinos al final para que no se acerquen las alimañas.







Esta forma de enterramiento se hace por imposición del gobierno desde hace muy poco tiempo. Anteriormente el cadáver se dejaba en su choza, se cazaba un animal y se depositaba junto a él. El resto de los miembros abandonaban el asentamiento y las hienas hacían desaparecer los restos.





Mientras tanto la vida surge en bandadas a la ribera del lago Eyasi.








El pelícano blanco es la mayor ave del hábitat acuático del país, caracterizado por una gran bolsa amarilla colgando del largo pico y manchas negras bajo las alas, visibles en vuelo.





Otra de las visitas curiosas recibidas en la misión de Mangola fue un equipo de rodaje subvencionado por la fundación del juez Baltasar Garzón. Venían a grabar un documental sobre la vida de los Hadzare.





Pese a la fama que le dan los medios nos sorprendió su sencillez y cercanía, así como su agradable y culta conversación.





Con ellos venia Gabriel Gonzalez, dueño de la agencia Kobo Safaris, que también colabora con el padre Miguel en la ayuda a los Hadzare. Así como el famoso cámara Evaristo Canete.





A principios de septiembre tuvo lugar la inauguración del salón de actos de la escuela secundaria con el embajador de España en Tanzania D. Luis Cuesta como invitado especial y Dña. Anna Gamazo como presidenta de la fundación.








Las invitadas a la inauguración y el embajador quisieron visitar nuestro camión ya que sentían verdadera curiosidad por nuestra forma de vida.








En el hospital de la misión se encontraba, recuperándose de una rotura de fémur, el padre massai de Miguel, Olemembe. Antes de continuar nuestro viaje fuimos a llevarlo a su casa en el pueblo de Loliondo en la frontera de Kenia.





Diez horas por una dura pista donde se cruzan extensiones de sabana y desiertos, de un calor agobiante en las cercanías del lago Natrón.





Al discurrir la pista próxima a la zona protegida del Ngorongoro y del Serengueti, tuvimos ocasión de ver diferentes animales en libertad.








Como cambia el paisaje en la estación seca, hemos pasado del barro y los verdes pastos al polvo y a la hierba seca.

Un joven pastor massai  nos vende un par de huevos de avestruz.





Hace casi 30 años que Miguel llego a esta zona massai estableciendo aquí su primera misión. Esta caravana le sirvió de vivienda durante varios años y aun se sigue conservando como vivienda del catequista.





La llegada de Olemenbe a su casa fue todo un acontecimiento, toda la familia vino a recibirlo, sus mujeres, hermanos, hijos, nietos y bisnietos.





Primero nos ofrecieron un té y luego asaron una cabra en nuestro honor,





Montamos las tiendas para pasar la noche. Es todo un riesgo dormir en sus chozas ya que allí conviven con sus animales y es fácil encontrar pulgas, chinches, garrapatas……aun sabiendo que la noche sera fria por la altitud de estas tierras.





En el interior de sus casas la lumbre está continuamente encendida, el humo ennegrece las paredes y el calor que desprende hace agradable la estancia. Lo que no es tan agradable es el fuerte olor a excrementos de los pequeños terneros que allí duermen.





Al despuntar el alba, lo primero que hacen las mujeres es ordeñar las vacas. Utilizan unas alargadas calabazas para recoger la poca leche que dan esta clase de vacas.





Los terneros duermen en el interior para que durante la noche no mamen toda la leche de su madre. Los van dejando salir uno a uno cuando ya han ordeñado parte de la misma.





Los niños son los que pastorean el ganado y los jóvenes adolescentes cuando pasan a la categoría de guerreros son los que mejor viven , a su aire y con pocas obligaciones.





Fue una convivencia muy interesante los días pasados con esta gran familia massai.











De vuelta a la misión nos dispusimos a perforar el huevo de avestruz con la ayuda de un destornillador, obteniendo tal cantidad que tuvimos para varios días.





Después de seis meses en la misión, no fue fácil la despedida. Los misioneros Miguel y Pepe son dos personas excepcionales, que desde el primer momento nos cautivaron, con su manera de ser, sus experiencias, sus profundas conversaciones….que nos hicieron comprender la dificultad y la complejidad de  África así como apreciar el valor tan importante que tiene una misión tanto a nivel espiritual como social.

Muchas gracias por dejarnos compartir este tiempo con vosotros.




Dejamos el valle de Mangola y nos dirigimos hacia Arusha para continuar nuestro viaje.






   Mapa del recorrido








Filopensamientos y otras cosas……………………………

Los meses pasados en este país nos han servido entre otras cosas para descubrir el alto nivel de corrupción que aquí existe. No está solamente generalizada entre los altos cargos públicos sino que se extiende como una tela de araña, descendiendo a todas las instituciones o puestos por pequeños que sean. Obligando a todos los ciudadanos a sobornar por cualquier tipo de servicio, no solo administrativo sino a nivel de hospitales, escuelas, justicia….

Pero si encima eres blanco todavía es peor, todo se multiplica exponencialmente. Por poner un ejemplo, han puesto barreras a la entrada de algunos pueblos donde transitan los turistas obligando a todos los blancos a pagar por el derecho al paso.