jueves, 4 de julio de 2013

La estación de las lluvias con los Mangatis.



Durante los meses de marzo y abril, Tanzania recibe la bendición de las lluvias.



Los ríos estacionales vuelven a surgir y las ramblas se llenan de agua.



 Llevándose a su paso caminos y carreteras.



El valle de Mangola se inunda y como en el Nilo, el limo que arrastra las aguas, fertiliza las tierras de cultivo.


 

 
 

Los desplazamientos por carretera se complican al inundarse muchos tramos de pista.



El lago Eyasi, que es salado, en esta época del año pierde parte de su salobridad.



Después de un mes y medio de trabajo la escuela estaba lista para ser entregada a las autoridades del pueblo y a los padres de los alumnos.





Todos estaban muy agradecidos y los niños nos cantaron dándonos las gracias por lo bonita que había quedado su escuela.



El pueblo de Jovaj nos regalo un kitengue que es la tela con la que visten las mujeres y una manta masai, con la que se abrigan los hombres.



Lo mejor de todo fue cuando aparecieron con su regalo  más valorado ¡¡¡ una cabra ¡!!!.



Una de las tribus más extendidas del valle son los Datoga, aunque todo el mundo los conoce como Mangati.





 Los Masais le pusieron a esta tribu el nombre de Mangati, que significa enemigo, por las luchas entre ellos que se remontan al origen de las mismas.





El mayor triunfo de un guerrero Masai se obtiene cuando este ha cazado un león. El mayor prestigio entre los guerreros Mangati, hasta hace poco, era el haber matado a un Masai.



Los Mangati se dedican al pastoreo de cabras y vacas. El nivel de riqueza de los mismos se mide por el número de vacas que posee. A su vez el que más vacas tiene se puede permitir  tener más mujeres.





Tanto los hombres como las mujeres se adornan con collares y pulseras que cubren antebrazos y piernas, siendo el distintivo más significativo las perforaciones en los lóbulos de las orejas.







El vestido tradicional de las mujeres es una piel de vaca, terminado con flecos de la misma piel y adornados con cuentas de colores.





Entre ellos, hay algunos muy buenos herreros.





En su diminuta y primaria forja funden trozos de tubería, candados, etc.… con los que elaboran bonitas pulseras y collares.





También hacen distintas puntas de flecha que sacan, con mucha habilidad, de largas púas.



La forma de sus cabañas también es diferente. Se construyen a partir de ramas y troncos, entrelazados y verticales, que forman las paredes revistiéndolos de barro mezclado con excrementos de vaca.





Quizá el elemento más diferenciador es que sus techos son planos.



En el interior no existe ningún tipo de mobiliario. Uno de los rincones está reservado a la cocina, que al no tener chimenea, los humos ennegrecen sus paredes.



En otro de los rincones cuelgan los fuelles de la forja así como las calabazas que utilizan para el transporte y almacenamiento de agua y leche.



Otro dos elementos que destacan en la cabaña son un jergón con pieles para dormir y la piedra de moler el grano.



Con motivo de nuestra estancia en la misión hemos podido conocer a muchos españoles que andan por esta zona de África. 

Nuestro amigo Álvaro, madrileño, es profesor de biología en el Colegio Internacional de Arusha.



Con el conocimos a Jordi, catalán, que la crisis le ha hecho emigrar a este país, y a Martin y Ainoa, vascos, viajeros por el cono sur africano. En la distancia, en este rincón de África, catalanes, vascos, madrileños y murcianos, nos reunimos en un bonito restaurante de Arusha, celebrando un encuentro de españoles.



También pasaron por la misión, para dar una charla en la escuela secundaria, esta simpática pareja de biólogos americanos, que llevan dos años estudiando las jirafas de los parques Manyara y Tarangire.



Otro aventurero que vino a África hace 20 años y se quedó, es el famoso Topo, que regenta una empresa de safaris en Kenia.



Vino acompañado de otros amigos de la misión desde hace muchos años.



Las fuertes lluvias continúan cayendo sistemáticamente todas las noches. Al caer la tarde densos nubarrones cubren el cielo, el estallido del trueno hace vibrar la tierra y las serpientes eléctricas rasgan el firmamento, haciendo día la noche.



El barranco de los leopardos, que al principio vimos seco.



Con la llegada de las lluvias recupero su cauce.



Pero estos últimos días la lluvia ha sido torrencial, se ha llevado varias carreteras y chozas y han desaparecido algunas personas arrastradas por las aguas.





Es tal el estruendo del rio a su paso por el puente, que los animales se niegan a pasar por él, como este grupo de burros, que los tienen que cruzar en volandas.





Nosotros continuamos con nuestras escuelas y esta vez entregamos la del pueblo de Dumbechand.



El trabajo esta mereciendo la pena, pues los resultados son muy evidentes y los niños están muy agradecidos.



Como ya nos tienen acostumbrados, los niños nos cantaron e incluso representaron una pequeña comedia. El argumento era que el director del colegio, viendo lo mal que estaba su escuela, pedía dinero al gobierno y no se lo daba, entonces iba al alcalde del pueblo y tampoco, a la asociación de padres y menos……hasta que llega por fin a la misión y allí se lo dan.



En esta escuela son muchos los niños de la tribu mangati y fueron ellos los que regalaron la cabra.





A pesar de que en el valle hay nueve escuelas de primaria, que acogen entre 400 y 600 niños cada una, todavía son muchos los que están sin escolarizar. La mayoría de ellos hacen una labor muy importante ayudando a sus padres, sobretodo cuidando los rebaños.



Y como siempre, las niñas cuidando de sus hermanos más pequeños.




Filopensamientos y otras cosas …………..

Hace casi dos años que andamos por África y hemos visitado 25 países. En este largo periplo hemos conocido muchas cooperaciones y ONG. No tenemos dudas al afirmar que la cantidad de dinero que les llega de forma gratuita  está perjudicando muchas más a este continente que ayudando.

Algunas naciones reciben en ayudas el 60% de su presupuesto y la mayoría de este dinero se lo embolsan los políticos corruptos. Por otro lado las ONG gastan cantidades de dinero en super sueldos, todo terrenos de última generación, viviendas en barrios residenciales, billetes de avión……llegando solamente una pequeña parte de la ayuda enviada. Las obras realizadas y la maquinaria enviada, en pocos meses quedan abandonadas en la ruina más absoluta una vez que se termina el proyecto y la ONG desaparece.

De todo este gigantesco negocio, basado en el altruismo de los países desarrollados, son muy pocos los que se escapan, entre ellos destacaríamos a los misioneros, que dedican su vida, su trabajo y su esfuerzo, no solamente a construir y a ayudar, sino también a supervisar y a mantener en el tiempo lo realizado.

Si alguien está interesado en profundizar en este tema, le aconsejaríamos que leyera el  libro de Gustau Nerin, “Blanco bueno busca negro pobre”.